Arte de Contexto y Acción Social. Prácticas artísticas colaborativas en el contexto social español a comienzos del siglo XX

Vivimos en constante proceso de cambio, de transformación de la ciudad contemporánea. Las megaciudades futuras tendrán una mayor concentración de poder social, con el consiguiente aumento de procesos de exclusión. Si consideramos el espacio público como el termómetro que mide la actividad social y da información sobre la deriva mundial, podemos entender que sea un medio idóneo para trabajar el cambio social; el lugar donde las relaciones humanas son cada vez más escasas y complejas. Estamos inmersos en un sistema competitivo, donde se malgastan los recursos y se da la espalda al bien común. Todo esto ha traído como consecuencia, un deterioro tanto en lo social como en lo estructural y por supuesto en lo medioambiental. En este contexto, es fácil entender el interés de artista por las practicas colaborativas en el espacio público, en los últimos años; el resurgimiento de grupos de acción comprometidos, que se plantean transformar nuestro degradado entorno más próximo, en espacios de comunicación y de reacción. En un mundo que día a día avanza hacia lo global, lo local adquiere se convierte en un punto de mira. Lo político deja de ser lo extraordinario para convertirse en lo común, provocando la disolución del arte en el mundo renovando su especificidad. A lo largo de la historia ha habido multitud de tentativas por parte de los artistas de utilizar el arte como una herramienta al servicio de la sociedad. Hoy vuelven a formarse y quizás con más fuerza, grupos de artistas con vocación de activistas políticos, artistas que quieren participar en el cambio del sistema; movidos por la indignación que lleva a renovar el compromiso con el mundo y con la vida. Trabajan para reconvertir sus espacios comunes, en espacios de creación colectiva, mutable y flexible, con capacidad de adaptación a las necesidades que surjan en la comunidad. En definitiva devolver el espacio público al usuario. Este tipo de práctica, donde intervienen directamente creadores provenientes tanto del mundo de las artes como de las humanidades, puede ser muy interesante, en un momento en el que claramente se produce una deshumanización, una despersonalización de nuestro entorno más próximo. Puede ser analizado desde muchos puntos de vista o sectores de acción y pensamiento, como la sociología, antropología, psicología, filosofía, urbanismo, geografía, arquitectura, diseño y por supuesto el arte. Este modo artístico provoca un replanteamiento del concepto Arte y obliga a cuestionar el papel del artista. Se plantean 4 preguntas claves: ¿La potencialidad subversiva del arte tiene el suficiente poder para transformar la sociedad? ¿Posee el arte, de manera intrínseca, la capacidad transformadora ? ¿Tiene herramientas el artista para remover la sociedad y provocar el cambio? ¿Pueden las prácticas artísticas sociales adecuarse y organizarse para convertirse en el motor del cambio social, sin dejar de ser arte? Con intención de dar respuesta a esta serie de preguntas se ha desarrollado este trabajo de investigación. Está centrada en las prácticas artísticas colaborativas dentro del amplio arte contextual. Son prácticas que de manera horizontal, generan métodos de trabajo, modos de hacer como respuesta de la comunidad ante un problema común. Hacer visible el problema, articular públicamente las respuestas y descubrir nuevos estrategias, nuevas formas de hacer política, que permitan ser reapropiadas en otros contextos y puedan seguir funcionando sin la presencia del artista. Estas prácticas motivan el análisis crítico y trabajan a partir de la empatía para facilitar la comunicación y propiciar el debate. Son unas prácticas ligadas al terreno pedagógico, lo que refuerza el interés por el tema.