نبذة مختصرة : La operación Plomo Fundido, lanzada por Israel contra la franja de Gaza, pretendía restaurar el poder de disuasión israelí, debilitar a Hamás y acentuar la división territorial y política palestina. Sin embargo, no es previsible que modifique la repartición de fuerzas sobre el terreno, ni tampoco que acelere un traspaso de la autoridad de Hamás a Fatah, dado que la popularidad del movimiento islamista ha aumentado mientras que la formación nacionalista parece haber retrocedido posiciones. La ofensiva contra Gaza buscaba, en palabras del presidente israelí Simón Peres, “dar una lección” a Hamás que, a pesar del boicot internacional y del bloqueo económico israelí, ha logrado conservar el gobierno en la franja. Tras 10 días de encarnizados bombardeos, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1860 que llamaba a un alto el fuego inmediato. Israel declaró un alto el fuego unilateral el 17 de enero de 2009, tras firmar un memorando con EEUU que intensificaba la cooperación en la lucha contra el contrabando de armas hacia Gaza. Poco después, Hamás proclamó su “victoria” y también anunció la interrupción de las hostilidades. La posibilidad de que, a pesar de su elevado número de víctimas, el enfrentamiento termine sin vencedores ni perdedores es altamente probable. Pese a haber sufrido un elevado número de bajas, Hamás podría conservar el control de Gaza y, además, forzar la apertura de los pasos fronterizos para poner fin a la crisis humanitaria. Por su parte, Israel podría frenar el contrabando de armas a Hamás y conseguir una presencia internacional en la frontera con Egipto, pero deberá pagar un elevado precio por ello ya que la desproporcionalidad de su ofensiva ha socavado su imagen a nivel internacional. La viabilidad de este frágil alto el fuego dependerá del grado de implicación de la comunidad internacional no sólo en la resolución de esta crisis, sino también en la reactivación de las negociaciones de paz.
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