نبذة مختصرة : Una vez terminada la guerra carlista en Navarra, se agrava el estado de miseria del campesino debido al esfuerzo económico realizado para financiar la lucha. A su vez, las corporaciones locales tuvieron que soportar una serie de servicios como los bagajes, contribuciones extraordinarias de guerra, suministros etc. no conocidos en tiempos normales y que dificilmente pueden hacer frente unas haciendas locales de antiguo régimen con escasa capacidad de recaudar. Todo ello se tradujo, en una política de enajenaciones de parte del patrimonio concejil para sanear el fuerte endeudamiento generado por las exigencia de los ejércitos para su manutención. Por otro lado, al campesino no le quedará otro recurso que la protesta ante las medidas tomadas por los ayuntamientos, transformándose en un problema que marcará la dinámica social en el agro navarro y en especial en la Ribera, tomando fuerza su reivindicación durante todo el siglo XIX y XX.
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