نبذة مختصرة : Pese a ser un lector omnívoro, que igual leía a humoristas ingleses (Bernard Shaw, Sterne o Chesterton), que a clásicos italianos (Dante, Maquiavelo, Leopardi) o a moralistas franceses (Montaigne, Pascal, Chamfort, La Bruyère), Josep Pla no tuvo entre sus preferencias la literatura española. Ni la de sus contemporáneos -con muchos de los cuales convivió- ni la de los clásicos -a los que apenas dedicó un comentario de pasada o una breve alusión en textos consagrados a otro menester. Sin embargo, hay una excepción que confirma esta regla: el interés que el autor de El quadern gris sintió por la generación del 98, entendiendo a ésta no sólo como un marbete historiográfico, bajo el cual englobamos la obra de ese grupo de escritores que empiezan a destacar durante el cambio de siglo, sino como el reflejo, en el campo literario, de un proceso cuyo alcance fue, a su modo de ver, mucho mayor.
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